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El trabajo
Anteriormente os he comentado que soy una alemana amallorquinada, y así es, pero las raíces son las raíces. Como buena alemana, y por ende, cap quadrat, nunca he podido dejar de lado la visión empresarial de Alemania. Los alemanes trabajan duro y juegan duro, enfocan su jornada laboral en una eficiencia productiva total. Orden, organización, privacidad, espacio y puntualidad creo que son los valores que más se destacan de nuestra personalidad en el mundo laboral.
Pero querido lector, si eres de Mallorca, sabrás a lo que me refiero, aquí van a otro ritmo. El que más se estresa, peor vive. Muchas cosas las dejan para mañana, otros problemas los solucionan con un “ja ho veurem”, la traducción literal es “ya veremos” y el sentido figurado es “vamos a cruzar los dedos para que se arregle solo”. Aquí en la isla las preocupaciones disminuyen, son fans del dicho: a poc a poc i amb bona lletra, “a poco a poco y con buena letra”.
Me siento muy agradecida con mi entorno porque me ha permitido tomar las riendas de mi vida y elegir y moldear mi camino, sobre todo cuando di el paso mudándome a la isla y tuve que buscarme la vida.
Iniciación al mundo de los agentes inmobiliarios
Mi profesión en el mundo del sector inmobiliario empezó hace ya muchos años, concretamente en el 2002. Cuando me divorcié, con dos hijos, muchos animales y una casa por reformar, tuve que buscar una salida. Por suerte, tenía una amiga que trabajaba en Engel & Völkers en Andratx y buscaban más agentes. Ella sabía que yo hablaba alemán, inglés y un poco el español, además, ya contaba con experiencia en el mundo de la construcción.
En Alemania construí una casa, reformé otra y realicé divisiones horizontales. También de pequeña dibujaba casitas, una vez dibujé mi casa en Canadá para toda mi familia, en el centro vivirían mis padres, en una ala mi hermano, y yo en la otra. A nadie le convenció la idea.
Cuando me ofrecieron ser agente inmobiliario no era realmente lo que deseaba. En mi cabeza esta profesión era una fusión entre vende-coches y un representante de seguros, sinceramente, con un tono irónico. Acepté el trabajo, no me quedaba otra, lo necesitaba, y casualidades de la vida, encontré mi vocación. Además, es un trabajo en el que conoces a muchísimas personas que en la mayoría de ocasiones son muy interesantes. Muchos de los clientes se acaban convirtiendo en amigos.
Los primeros tres años fueron muy complicados, no vendí mucho. También se cumplía un año del 11S, no había muchos clientes, la gente tenía miedo de viajar o simplemente de coger un avión. En aquella época se vendía de una manera más agresiva con la que yo no me sentía identificada. Aunque yo sabía que podía hacerlo porque la parte de quedar con los clientes, visitar las casas, relacionarme, todo eso me encantaba.
Poco a poco fui desarrollando mi propio estilo y aprendí que mi forma de vender era muy parecida a la de un asesor. Los tres años siguientes realicé tres ventas muy importantes que me ayudaron a ganar mucha confianza. Por eso, cuando vienen nuevos comerciales, les aseguro que este trabajo no es tan fácil como parece. Necesitas de dos a tres años para instalarte bien.
Escalón a escalón
Empecé los primeros años como agente en Portals y en 2005 cuando me ofrecieron el puesto de directora en Santa Maria. Realmente, no tuve claro si aceptar el puesto de directora porque el mercado en Santa Maria no estaba tan desarrollado y tampoco había tanto movimiento como en Portals, pero yo sabía que me podía identificar mucho mejor con las propiedades del centro. Dije que sí.
En 2006 abrimos en Inca, ya que la zona del centro es demasiado grande como para cubrirla con solo una oficina. En 2008 llegó el momento más oscuro, la crisis.
A raíz de esto y de los recortes en comisiones, yo hablé con los directivos. En esa reunión pregunté que costaría comprar las franquicias de centro y sur de la isla. Decidí lanzarme a la aventura, tener bajo mi responsabilidad las franquicias me dejaría tomar algunas decisiones que hasta ese momento no podía. Al salir de la reunión, en el coche, mi corazón iba a 200km/h y pensé: “Tina, ¿de dónde vas a sacar todo este dinero?”.
Lo conseguí, junto a mi marido, Alex, que reformamos una casa y justo en el momento exacto, apareció un cliente. Eso sí, tuve que pedir una hipoteca que dejé pagada después de cinco años. Pero yo conseguí mi objetivo.
EL EQUIPO
En realidad el equipo, que es mi gran familia, lo llevo creando desde 2005. Lisa y Torsten llevan casi veinte años trabajando conmigo. Otra persona fundamental en mi equipo y para la empresa es Tanja, que lleva más de veinte años trabajando con Engel & Völkers y más de una década en mi equipo. Carol y Silke también son fundamentales, pronto cumplirán la década aquí en la empresa. La verdad es que he tenido mucha suerte de tener a gente como ellos en el camino.
Cierto es que han pasado más agentes y asistentes, y que tu vida laboral solo es, o así debería ser, una parte de tu vida, y una persona debe tomar las decisiones laborales por sí misma y no por la empresa.
Tengo mucha gente válida en mi equipo, y es difícil eh, es difícil encontrarlos. Les necesito para tratar con todos los clientes que tenemos ya que ahora mismo muchos me toman como primer contacto. Lo que hago, es desvíar al cliente a mis agentes. Porque yo no podría con todo y porque así mis trabajadores sacan beneficio.
En Engel & Völkers cuidamos mucho la imagen de la empresa, al final es una marca, pero los que venden realmente son las personas. Los clientes llegan a nosotros por el valor de la marca, pero los que hacen que la marca tenga dicho valor, son los trabajadores que se esfuerzan día a día para vender propiedades. Me encantaría hablaros de cada uno de ellos, no os preocupéis os los iré presentando.